viernes, 15 de marzo de 2013

FILOSOFÍA DEL AJEDREZ, Ezequiel Martínez Estrada

Filosofia Del Ajedrez . Ezequiel Martinez EstradaFILOSOFÍA DEL AJEDREZ, Ezequiel Martínez Estrada, est. preliminar de T. Alfieri, Colección Los Raros, Ediciones Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 2008, 320 pp.

    Aunque tenía alguna noticia al respecto, no pude leerlo a tiempo para incluirlo en El ajedrez de la Filosofía (Madrid, Plaza y Valdés, 2010), así que remedio ahora una antigua falta. En efecto, el escritor argentino Ezequiel Martínez Estrada (1895-1964) tuvo toda su vida el propósito de publicar un libro titulado Filosofía del ajedrez. Llegó a publicar en este sentido algunos artículos periodísticos en La Nación de Buenos Aires. Sin embargo, el proyecto no fue terminado y los restos de aquel naufragio quedaron encerrados en una caja desde su muerte. Pues bien, así fue hasta que Teresa Alfieri se propuso rescatar todo ese material con motivo de una investigación más general sobre la obra del escritor. Al parecer, la tarea de desciframiento de los textos ha sido particularmente difícil, dado el carácter heteróclito de las páginas conservadas, el tiempo pasado, que ha borrado las letras, y sobre todo el despliegue erudito de Martínez Estrada, que no está al alcance de todo el mundo, por lo que las referencias se vuelven opacas. Ante este reto, lo conseguido en esta edición es solamente digno, pero no notable, y probablemente apenas suficiente. Se hace preciso a mi juicio una edición verdaderamente científica, editada siguiendo pautas filológicas rigurosas. Es decir, si un texto está incompleto hay que darlo incompleto. Lo que no se puede es hacer de nuestra capa un sayo, porque sencillamente no es nuestra capa.
    Menos importancia tienen ciertas equivocaciones fácilmente subsanables, es decir, no cuesta demasiado descubrir que tras "Gruedford" (p. 108) se esconde en verdad Grunfeld, o que tras "Riemzooitoh" (p. 265) o "Rievazovitsch" (p. 276) en verdad Nimzowitch. Los ejemplos podrían multiplicarse... Lo que todo ello indica es que la editora no ha contado con un competente erudito del ajedrez para informarse. De hecho, hay alguna otra perla (p. 224), como decir que no va a corregir (¡menos mal!) a Martínez Estrada por decir "la psicoanálisis" en vez del actual "el psicoanálisis", sin saber al parecer que al principio se tradujo así en castellano y así lo decía también Ortega y Gasset en sus primeros escritos sobre Freud. Edición que saludamos por tanto por lo que tiene de descubrimiento de un trabajo inédito, pero que despedimos inmediatamente a la espera de otra que la supere.
    En cuanto al texto en sí mismo, llama la atención la porfía con que Martínez Estrada persiguió desentrañar este misterio del ajedrez. Tenía más alma de erudito que de filósofo y se echa de menos cierto rigor conceptual, pero a cambio hay una gran honestidad intelectual por su parte. Recurría a lo que sus múltiples saberes le ofrecían, y así comparecen la biología, la sociología, la psicología, el psicoanálisis, la física y hasta la teoría de Conjuntos de Cantor (!). Me he sentido muy identificado con esas persecuciones y he podido enterarme de ciertas cosas que me hubiera gustado conocer antes, como las páginas dedicadas por Bergson al ajedrez o una extraordinaria declaración de Alekhine acerca de su frustración porque tiene irremediablemente que contar con su rival para poder llevar a cabo sus partidas (cf. p. 240). Junto a ello, noticias del pasado que apenas llegan hasta nosotros y textos de principios del siglo XX sepultados por el tiempo, como una Philosophie des Schachs, de un tal W. Junk (confiemos en que la transcripción sea buena en esta ocasión), de la que nunca había oído hablar. Me hubiera gustado conocer a Martínez Estrada y echar una buena partida con él y después divagar sobre ajedrez y metajedrez. ¡Lástima de verdad!

Francisco J. Fernández

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