viernes, 9 de agosto de 2013

Harutian, William - Fernández Checa, Manuel

    Durante el pasado Campeonato de España sub 10, celebrado en Salobreña (Granada), mi buen amigo José Manuel Villar y yo mismo acompañamos al joven jiennense Manuel Fernández Checa (nueve años, año 2004). El resultado final fue insatisfactorio (3,5 de 9), perdiendo las tres últimas partidas. Se estancó en la sexta ronda después de haber liquidado a su adversario en 17 jugadas, fruto de una preparación casera. Hay victorias contraproducentes, desde luego. El entrenamiento de un niño tan pequeño es asunto difícil y en cierto sentido nuestra falta de experiencia en estas lides se hizo notar. Por otra parte, el nivel de estos pequeños jugadores es notable y muchos de ellos atesoran ya mucha experiencia, sin contar con que la mayoría cuentan con entrenadores y monitores más o menos profesionales. En cierto sentido, y con independencia de lo que el torneo haya dejado como poso en Manuel, ha sido una escuela de aprendizaje para nosotros. Por otro lado, Manuel es un niño con mucha personalidad, con instinto de ataque y muy combinativo, pero que adolece de graves deficiencias posicionales, cosa que hasta cierto punto es natural, pero que se ven incrementadas más de lo normal porque su estilo de juego es bastante unilateral y arriesgado, de tal manera que cualquier imprecisión táctica arruina sus delicadas posiciones. En cierto sentido, es como si jugara un ajedrez demasiado complicado para la edad que tiene. Respetar su estilo de juego es por lo tanto algo que parece necesario, pues francamente disfruta con el mismo. Corregirlo sin desvirtuarlo (obligándole a jugar pasivo o a construir castillitos, cosa muy común entre los niños, probablemente por influencia de sus entrenadores) es la tarea.
    La partida que traigo a colación fue la de la cuarta ronda. Llevaba en ese momento dos de tres, tras haber desaprovechado su mejor posición en la primera partida. Ganó las dos siguientes y le tocaba enfrentarse al Campeón de Cataluña sub 10 (William Harutian, 1517 FIDE, año 2003), el cual había barrido a sus rivales en ese torneo con 8 de 9, perdiendo solamente la última partida. La verdad es que no dábamos un duro por el pobre Manu, pero repasamos algunas variantes de la francesa (no precisamente la que se jugó, a la que dedicamos poco tiempo) y nos encomendamos a Santa Teresa, patrona de los ajedrecistas. Además, era la primera vez que podríamos seguir por internet el desenvolvimiento de la partida. Allí que nos instalamos y, a pesar de algunos problemas con la conexión, que nos impidió seguir en vivo los primeros movimientos, nos dispusimos a sufrir y disfrutar del juego de los niños.

martes, 6 de agosto de 2013

Problemas de Ajedrez: Ullrich-Spentler, Berlin 1948

Blancas juegan y hacen tablas.

  En el diagrama podemos ver la posición que se produjo en la partida Ullrich-Spentler, Berlin, 1948. En ella el blanco, a quien le corresponde jugar, posee una importante ventaja de material pero su Dama está atacada y no puede moverse por la amenaza de mate en g2. A pesar de ello Ullrich consiguió salvar la partida.

  Intenta hallar la solución, puedes dejar tu respuesta en los comentarios.

miércoles, 31 de julio de 2013

Problemas de Ajedrez: André Chéron, 1952

Blancas juegan y ganan. A. Chéron, 1952

Blancas juegan y ganan.

  En la posición del diagrama podemos ver un final analizado por el compositor y teórico de finales francés André Chéron. 
Las negras tienen su Rey aislado en la banda y, aunque parece que la Torre negra podrá jaquear al Rey contrario en cuanto este intente avanzar, este será el factor decisivo para que el blanco consiga la victoria maniobrando con su Rey.
  Intenta hallar la solución, puedes dejar tu respuesta en los comentarios.

sábado, 27 de julio de 2013

Mide tu capacidad ajedrecística

  En la posición del diagrama podemos ver uno de los modelos que, entrenadores de la antigua Alemania Oriental, Checoslovaquia e Inglaterra, han utilizado para medir la capacidad de sus alumnos.
  El problema consiste en trasladar el caballo situado en a1 hasta a8, utilizando movimientos legales, el caballo debe pasar por todas casillas de cada fila excepto por las que están ocupadas o controladas por los peones negros, es decir, en la fila 1 debe pasar por a1, b1, c1, d1, e1, f1, g1 y h1. En la fila 2 debe ir a h2, f2, c2 y a2. En la fila 3 debe ir a a3, b3, d3, e3, g3 y h3. Con este mismo procedimiento debemos llegar hasta a8. Así, los primeros movimientos deben ser: Cc2, Ca3 y Cb1, ahora hay que buscar un camino hacia c1 y luego hacia d1, etc.
Dice Leonard Barden, en su libro "300 Rompecabezas de Ajedrez", que los futuros grandes maestros Hort, Smejkal y Penrose lo resolvieron en 2 minutos y otros grandes maestros necesitaron entre 3 y 5 minutos. Cualquier tiempo que sea inferior a 6 minutos indicará una alta capacidad y talento.

sábado, 20 de julio de 2013

Zugzwang: ¿quién mueve?, Enrique Cobos Urbina

Enrique Cobos Urbina, Zugzwang: ¿quién mueve? (Lo que el ajedrez aporta a la comunicación de crisis), Pamplona, Ediciones Eunate, 2012, 221 pp.

    Enrique Cobos Urbina (Miranda de Ebro, 1982) ha escrito un libro que pretende ser útil. La intención es convencer a los directores de comunicación de las empresas de que el ajedrez puede proporcionarles una serie de herramientas susceptibles de ser empleadas en su profesión, atendiendo sobre todo a los momentos de conflicto. El libro cuenta hasta con cuatro prólogos o introducciones de autores distintos (desde un profesor de Sociología a un director de comunicación, hasta el director del departamento de Ética empresarial de la Universidad de Navarra, institución donde nuestro doctorando querrá seguir medrando, pasando por un GM de la talla de Topalov), justipreciando el trabajo de manera muy favorable.
    Como es sabido, durante los tribunales de tesis sólo tienen derecho a interpelar al doctorando los doctores de la sala, debiéndose abstener el público en general. Aprovechando este antiguo privilegio, daremos algunos consejos a este muchacho para que no malbarate la tesis que está realizando, cometiendo los mismos errores que comete en este libro. Esperamos llegar a tiempo.
    Así, avisarle en primer lugar de que el lenguaje empleado es muy descuidado, no sólo por la cantidad enorme de erratas, signos de acentuación, faltas de ortografía (cosas de las que es corresponsable la editorial, que se ha limitado a pasar el corrector informático), sino porque es totalmente inaceptable encontrarse con una frase como ésta: “Hubieron grandes predecesores” (p. 214). Le perdonaremos que diga coeficiente intelectual (p. 173) en vez de cociente intelectual, pues hasta la RAE ha debido inclinarse ante ese tan necio como generalizado uso de la expresión. Pronto hará lo mismo con “a grosso modo” y parecidas.
    En fin, se experimenta por doquier una molesta sensación de confusión conceptual, como si al bueno de Quique se le amontonaran las palabras y no supiera qué hacer con ellas. Sólo así se explica que leamos cosas como: “soliviantar la crisis” (p. 102) en vez de probablemente “solventar”, o “fabricando coches al por mayor” (p. 127) cuando parece que hay que decir más bien “vendiendo”, por no decir nada acerca de esta otra: “conflictos que van asociados a una ventaja, positiva, negativa o igual” (p. 216). ¿Qué será una ventaja igual?
    Esto por lo que hace a los defectos más exteriores a la cosa misma (por cierto, La inmortal no se jugó en el Torneo de Londres de 1851, sino coincidiendo con el mismo, precisión que hacemos porque en el texto se deja entender lo primero). Por lo que hace al aspecto más teórico y conceptual, la cosa por desgracia no tiene ni pies ni cabeza, pero no tanto porque las comparaciones que se emplean no puedan tener algún sentido, sino porque es absolutamente incontrolable el manejo que hace de los conceptos ajedrecísticos a la hora de aplicarlos a tal o cual situación. Es una especie de defecto por exceso, si se nos permite la expresión. Por terminar con ello. En la página 204 se defiende que son propiedades de la dama el “equilibrio, prudencia, soberanía y perspectiva”, cosas de las que carecería el rey. No estaría de más recordar que el ajedrez moderno se llamaba antiguamente “de la dama rabiosa”, debido a los nuevos poderes que se concedió a esta pieza en el Renacimiento. ¿Cómo compatibilizar estas cosas? Probablemente atendiendo al tufillo opusino que desprende el libro: “El equilibrio que la dama otorga al rey hace que se complemente a la perfección con su superior inmediato” (p. 205). De acuerdo, se lo diré a mi dama en mis partidas, que haga caso de su superior inmediato. O, mejor, se lo diré a mi mujer. Llamaré a Quique cuando me pegue una patada en el culo.

Francisco J. Fernández
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